jueves, mayo 18, 2006
La memoria tiene tanto de porfía.
Deberíamos recibir con los brazos abiertos a aquéllos a quiénes conocimos en nuestra juventud más bella,
A su mirada, nunca envejecemos, conservamos el aroma tierno, la piel suave, los ojos iluminados.
definitivamente, cada cierto tiempo debiéramos dedicar un trago, un cigarro, carcajadas, algunas caricias a los compañeros de viaje anteriores a nosotros mismos, los de ahora...
y mirarnos en el dulce espejo del pasado...
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Una vez màs gurù tienes razòn creo que los amigos y comapñeros de aquellos años de universidad y de la màs tierna juventud son un tesoro maravilloso, son aquellos que ya son parte de nuestra vida y nos conocen por ser solo acompañantes.Por nuestros acompañantes los buenos y los malos mis melores deseos......
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